Como unas manos alrededor de mi cuello, apretándome, asfixiándome, ahogándome, sacando todo el aire de los pulmones, dejándome sin respiración.
Inconsciente, en el suelo, tan abajo, cada centímetro de mí paralizado por el miedo y el dolor, con demasiadas heridas sin curar que algún día me recordarán todo lo que pude ser y
me rendí.
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