Silencio dentro de ti.
Tormenta en calma en tus ojos.
Escalofrío en tu espalda.
Estrujados los pulmones.
Y silencio.
Nunca ha habido más vacío porque ya no hay sitio para nada más.
Sentir que te tiran hacia abajo y no resistirte.
Pero se para.
La caída, congelada.
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