29 de diciembre de 2013

i should ink my skin with your name.




Me retumban en la mente todos esos recuerdos tuyos, como si buscaran una forma de salir de ahí. Las palabras que dijiste aún me zumban en los oídos, como deseando nunca haber sido escuchadas. Y los labios haciendo muecas de dolor como si ahora pudieran gritar todas las cosas que dije y que no dije, mientras los ojos se empeñan en ver el mundo borroso a través de una cortina de lágrimas como si así pudieran borrar tu imagen de ellos.
Pero no puedo porque formas parte de mí y yo no puedo evitar tu esencia impregnada en mi ser y tu olor tatuado en mi piel como si hubiese pasado de ser yo a ser un simple recuerdo tuyo.

27 de diciembre de 2013

no feelings.

Porque nos olvidamos de porqué estamos desechos. nos olvidamos qué nos ha vencido, nos olvidamos cómo nos hemos destruido. Todo lo haces para no sentir, para ignorar el dolor que está desgarrándote por dentro el corazón, porque no puedes soportar ese fuego que te sube por la garganta y que está quemando, haciendo de tu alma unas cenizas. Todo por no volver a sentir las dulces lágrimas manchándote la cara con todos esos sentimientos que te niegas a escuchar. Lo haces para no aceptar que estás hecho pedazos, por no aceptar que no puedes arreglarte porque no sabes cómo. Y yo te oigo gritar, aunque no salga sonido alguno de tu garganta.


8 de diciembre de 2013

this is not a happy ending.

Nunca fui consciente, nunca te vi entrar en mi vida. Simplemente me dí la vuelta y me dí cuenta de que solo estábamos tú y yo ahí. No es como si ahora fuera a cambiar algo, no es como si de repente todo mereciera la pena, porque tú lo destrozaste todo a tu paso. Ocupaste todo el vacío que había con cosas rotas y memorias vacías. No es como si cobraran sentido todas esas palabras que tanto tiempo carecieron de significado. Todo este tiempo perdido escapándome de tus mentiras no lo vamos a recuperar. No es como si ahora nos fuéramos a aferrar el uno al otro como si fuese lo único que tuviéramos. Ahora, cara a cara, es cuando nos damos cuenta de todas las veces que nos hemos roto y quemado, porque ya las heridas están demasiado abiertas para ver todas las veces que no nos hemos abandonado.