Malditos momentos en los te recuerdo. Siento una punzada de dolor en el pecho, mis rodillas me vuelven a fallar y mis ojos se inundan. Y es que no recuerdo que pasó para que todo terminara.
La habitación sigue desordenada, y este dolor parece no querer abandonarme. El disco que sonaba cuando te fuiste no ha dejado de girar, y siempre suena nuestra canción. El reloj sigue parado desde el instante en el que decidimos no volver a mirarnos a la cara.
Y yo estoy sentada en el suelo, jugando con nuestros recuerdos, los que solían hacerme sonreir, pero que ahora son ellos los que se divierten viendo caer mis lágrimas, las mismas que cubro con mentiras.
No sé si aún recuerdas esas pequeñas cosas que yo echo de menos porque te las llevaste contigo. Así que, si algún día la ves, devuélveme mi felicidad.
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