27 de enero de 2014

somebody else might take my place.




Está en la sangre y en cada latido del corazón. 
Cayendo tan rápido que es difícil saber a dónde. 
Bajando a algún sitio que no llega a ninguna parte pero que no empezó nunca. 
Un destello de luz y vuelta a la oscuridad, noche de tormenta. 
Hace demasiado frío aún para querer despegarme de estas mantas donde ya no está. 
Y es que me he olvidado de mi nombre de tanto pensar el suyo. 
Sigue respirando para luchar contra nuestras pesadillas. 
No voy a negar que quiero que esto termine.



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